Hace un par de días entre las comidas y las juergas familiares terminamos en una tarde de copas.
No es que sea muy normal tomar unos whiskyes a las 6 de la tarde, pero las buenas reuniones es lo que tienen, realizar cosas atípicas, con ese algo especial que ello conlleva.
Terminamos en un bar con varias máquinas de dardos y billar. Justo lo que una buena tarde entretenida y diferente necesita.